sábado, 11 de junio de 2011

Psicoanàlisis

Hasta comienzos del siglo XX se estudiaban solamente los procesos conscientes. 
A través del estudio de la histeria, Freud va tomando conocimiento de lo que él llama Aparato psíquico. El concepto de aparato psíquico en Freud  es un intento de explicar los mecanismos de las distintas patologías.
Surge así el concepto de inconsciente, que tiene una gran influencia en la conducta. En realidad los procesos conscientes forman una pequeña parte de nuestra vida psíquica total.
Con este concepto de inconsciente aparece la primera descripción del aparato psíquico llamada también primera tópica.  Topos significa lugar.  Esta primera tópica describe al aparato psíquico según 3 sistemas.
El sistema consciente es lo que tenemos presente en los momentos de vigilia (cuando estamos despiertos) nos sirve para detectar las percepciones y para el manejo del sistema motor.
Conciencia y percepción están íntimamente relacionados. La memoria no puede ser contenida en la conciencia, el sistema consciente no puede albergar las huellas mnemicas, marcas que dejan las percepciones. Se puede traer a la conciencia un recuerdo que está en el preconsciente, ya sea voluntaria o involuntariamente, pero no podemos traer a ella contenidos del inconsciente. Estos contenidos permanecen inconscientes ya que se encuentran reprimidos, es decir que su acceso a la conciencia no le está permitido, sin embargo pueden ser recuperados en el trabajo analítico o aparecer involuntariamente en los actos fallidos, chistes, recuerdos encubridores, sueños y síntomas. A las formas que adopta lo reprimido para ser admitido en la conciencia se las denomina formaciones transaccionales o formación de compromiso.

El hombre al nacer trae tendencias naturales que exigen satisfacción. No obstante, para integrarse a la sociedad, se ve obligado a sacrificar gran parte de dichas tendencias.
Además de esto, hay otro motivo para quitar ciertos contenidos de la conciencia. Hay ciertas experiencias o recuerdos que resultan perturbadores para el sujeto. Si bien esos recuerdos desaparecen de la conciencia no es que se destruyen. Siguen estando presentes en el aparato psíquico con carácter de inconsciente. Esto no es voluntario, se produce por un mecanismo inconsciente denominado represión.



Se denomina represión al proceso por el cual se rechaza de la conciencia o se mantiene en el inconsciente a las experiencias que representan un peligro para la adaptación del sujeto al grupo social.




Formaciones transaccionales o de compromiso.

    Acto fallido:
Es un acto en el cual no se obtiene el resultado explícitamente perseguido, sino que se encuentra reemplazado por otro. No influye la falta de memoria, cansancio o desconocimiento de lo que está hablando.  En realidad son formaciones de compromiso entre la intención consciente del sujeto y lo reprimido, o sea que tiene relación con el inconsciente. 
http://es.wikipedia.org/wiki/Acto_fallido 

    Sueño diurno :
Es un ensueño.  Lo que uno imagina mientras está despierto. Tienen características comunes con los sueños nocturnos: Es un cumplimiento de deseo, se basan en gran parte en las experiencias infantiles y tienen una elaboración parecida. Sin embargo sus guiones son más coherentes que los de los nocturnos. 

    Sueño nocturno :

Contenido manifiesto: El sueño antes de haber sido analizado, tal como lo recuerda la persona que lo soñó.
Contenido latente: Conjunto de significaciones a las que conduce el análisis de una producción del inconsciente. Es la expresión de un deseo.
Restos diurnos: Elementos tomados de lo que sucede en la vigilia el día anterior al sueño y aparecen en el sueño.
    Recuerdos encubridores:
 Recuerdo infantil que se caracteriza a la vez por su singular nitidez y la aparente insignificancia de su contenido. Su análisis conduce al descubrimiento de experiencias infantiles importantes y de fantasías inconscientes. A partir de los primeros tratamientos psicoanalíticos y también en el curso de su autoanálisis, llamó la atención de Freud un hecho paradójico de la memoria relativo a los acontecimientos de la infancia se olvidan hechos importantes, mientras que se conservan recuerdos aparentemente insignificantes. Fenomenológicamente, algunos de estos recuerdos se presentan con una nitidez e insistencia excepcionales, que contrasta con la falta de interés y la trivialidad de su contenido. Estos recuerdos Freud los llama recuerdos encubridores. El motivo de su supervivencia no se comprende hasta que se busca en el contenido reprimido. El mecanismo que predomina es aquí el desplazamiento.  En la medida en que el recuerdo encubridor condensa gran número de elementos infantiles reales o fantaseados, el psicoanálisis le concede gran importancia ya que contienen lo esencial de la vida infantil en forma simbólica.
Síntoma 
Chiste 




Freud completa el primer esquema y lo reformula al presentar el segundo, según el cual, la vida psiquica está constituida por tres procesos: el yo, el superyo y el ello. Estas tres áreas de la vida psiquica no se presentan aisladas y ordenadas entre sí, ellas se mezclan e interactúan.
El ello representa el inconsciente reprimido. Es la naturaleza instintiva y está gobernado por el principio del placer. Sus tendencias no reconocen lógica y tienden a la satisfacción. El bebé no razona y exige satisfacción de sus tendencias buscando aquello que le brinda placer, como el alimento. El comienzo de la vida está regido por el ello. La fuerza vital e instintiva que gobierna éste dirige la conducta hacia el placer y es denominada libido.  
A medida que el bebé crece y se desarrolla, se va integrando al mundo, por lo que se adapta al medio ambiente. Es decir, va diferenciando de su ello al yo.


El yo tiene su origen en una transformación del ello. Su función es percibir el mundo exterior y reprimir los accesos del ello.  Asegura la integración al mundo social.
El yo tiende a la síntesis de los contenidos que recibe del medio, los ordena y organiza, unifica los procesos anímicos. Necesita este alto grado de organización para rendir y cumplir su función. Para controlar al ello necesita del tercer elemento constitutivo de la vida psíquica: el super-yo.


El super-yo: Representa el vigilante de los actos del sujeto. Es el ideal moral que todos tenemos dentro y que se ha formado en nosotros por la educación que nos dieron nuestros padres y por la influencia social en general. Indica lo que debe ser y el ideal que el yo debe tener.


El YO sirve a tres amos:
El ELLO con sus impulsos y energías que buscan el placer.
El SUPER-YO que lo fuerza a seguir el ideal que le plantea. 
EL MUNDO EXTERIOR: Que le da estímulos para que organice y ordene.

El yo debe equilibrar estas tres fuerzas e integrarse en función de la síntesis que logre alcanzar.

El super-yo funciona como colaborador en la censura y represión del ello. Cuanto más estricto sea el ideal que impone, más conflictos se presentarán para el yo.
El problema reside en que el ello, inconsciente y reprimido no cesa de actuar. Todas las energías vitales vienen de él y es impresindible para la acción humana. El ello necesita satisfacer estas tendencias o canalizar estas fuerzas de acuerdo con el ideal impuesto por el super-yo, en creaciones culturales, estéticas, etc., por el proceso llamado de sublimación (encausamiento de las fuerzas instintivas en obras elevadas y espirituales socialmente aceptadas.

El ello es de naturaleza inconsciente, activa e instintiva.
Super-yo - ideal consciente internalizado, represor, selecciona las experiencias, no permitiendo pasar al yo las que considera indeseables de evocar.   
Yo
a) Componentes conscientes en relación con el mundo (corteza protectora de lo inconsciente)
b) Componentes inconscientes del preconsciente. (Recuerdos y experiencias que pueden ser evocados voluntariamente)
c) Componentes inconscientes de censura que controlan al ello.

                                                           Sigmund Freud


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